domingo, 12 de octubre de 2014

MORRISSEY

Morrissey
09/10/2014
Baclayscard Center (Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid)
Madrid

Qué escucho mientras escribo esta entrada: Morrissey (aleatorio itunes), The Smiths (Meat is Murder), Jhonny Marr (Playland), Arcade Fire (Neon Bible).

El 9 de octubre era jueves en Madrid. Era un día laborable, y si bien el verano se peleaba con el otoño para ver quien seguía mandando y cuando se iba a producir el relevo, la noche prometía en medio de una intermitente lluvia, una buenas dosis de los últimos coletazos musicales veraniegos.

Morrissey era, en mi agenda anual, el concierto estrella de este 2014, por ser uno de los artistas de mi discografía y melomanía particular al que aún no me había enfrentado en directo. Llegué tarde a los Smiths, aún cuando los tuve delante de mí en el colegio cuando era niño y en casa con mis hermanos mayores, pero llegué, que es lo importante. Y cuando ya en la treintena decidía meterme en el mundo de la banda de Manchester, pululando entre uno y otro álbum sin seguir un orden cronológico de sus cuatro trabajos "oficiales" de estudio (innumerables son las rarezas y demás contenido de coleccionista), no me daba cuenta que se estaba forjando en mi interior, no sé si decir una "lealtad", un "reconocimiento", un "yo quiero ser como él" sobre la figura de Steven Patrick Morrissey.

A la par que entraba en The Smiths, entraba en Morrissey, y fui testigo de parte del desarrollo de su ya legendaria fama de artista exigente, soberbio, encarado y, para algunos, algo "gilipollas" (perdonad por la expresión). Pero ahí podía estar la clave de su éxito. Reconocer a un artista por su propia producción musical, pero también por sus opiniones encontradas y fuerte carácter.



El concierto al que mi media estrella (que no naranja) y yo acudimos esa noche de octubre nos iba a dar un "zas en toda la cara", con esa forma de pensar de Morrissey, nada más cruzar la puerta del Palacio de los Deportes de Madrid. Nuestros bocadillos (sí, lo siento, solemos llevar algo de comer a los conciertos; somos padres de familia numerosa y el ahorro está en todos los sitios...) fueron interceptados y prohibido el acceso con ellos al espectáculo. Sí, eran de jamón. Pecado para Morrissey, reconocido y universal vegano. Y su orden era que nadie podía acceder con comida, por riesgo de intoxicación espiritual, digo yo.

Pero bueno, aceptado el requisito (somos esclavos de nuestros líderes), entramos sin el avituallamiento respectivo a la espera de no desfallecer en medio de la actuación.

Y lo que nos encontramos, nos gustó. Los organizadores, no sabemos si por el volumen de entradas vendidas o porque el aforo era el que era a petición del artista, cerró media pista del Palacio, anulando las gradas y la otra mitad del recinto, rodearon todo de un "pared" de cortinas negras que venían desde el techo, y se propició la sensación de estar en una sala de tamaño medio, con un ambiente totalmente diferente al que uno se imaginaba iba a tener.

Y antes de empezar el concierto, dos pequeñas pantallas, en un escenario algo austero, iban proyectando surrealistas imágenes y videos de las que uno pudo reconocer a los New York Dolls, The Ramones y poco más, la verdad (siento mi ignorancia en este campo), pero que daban a todo un aura de cierto desconcierto y la sospecha de no saber lo que iba a acontecer durante la velada.

Y a las 21:30, puntual, salió a escena el ex Smiths, Morrissey. Vestido como suele estarlos en estas ocasiones (camisa de color llamativo y pantalones oscuros), y acompañado por cinco músicos que iban enfundados en camisetas deportivas con la leyenda "Mad en Madrid", haciendo referencia al tema The Bullfighter Dies de su último disco, World Peace Is None of Your Business, cuya presentación nos traía a Madrid.

Y el arranque no pudo ser más prometedor: The Queen Is Dead, tema fetiche de los Smiths, y todo ello con la proyección en las pantallas de una imagen de la Reina Isabel de Inglaterra sacando el "dedo palabrota" (como dicen mis hijos).


Pero el grueso del concierto se basaría, principalmente en la representación del repertorio de su último disco, con efusivas declaraciones antes y después de cada canción. Nos quedamos con ese "The Shame of Spain" (la vergüenza de España) cuando sonaban los acordes de The Bullfighter Dies y sus respectivas imágenes en las pantallas, que no necesitan definición...

El grueso del concierto fue para el World Peace Is None of Your Business, del que sonaron hasta siete temas (The Bullfighter Dies, Kiss Me a Lot, Istanbul, etc.) pero por ahí también pasaron tantos otros de sus anteriores álbumes, como fue el caso de Disappointed (Bonna Drag), You Have Killed Me (Ringleader of The Tormentors), I’m Throwing My Arms Around Paris (Years of Refusal) o el celebérrimo Everyday Is Like Sunday (Viva Hate) en la que se proyectó una imagen de Bruce Lee, haciendo el signo de la victoria (¿la suya o la del propio Morrissey?)

Pero también cayeron, como no podía ser de otra forma, algunos de los temas de los Smiths, como la ya mencionada The Queen is Dead, Meat is Murder (sin comentarios el video que "nos regaló" a los asistentes con continuas imágenes de maltrato a los animales) y las dos canciones con las que cerró el concierto Asleep y How Soon Is Now? 

¿Y cuál fue mi valoración? Bueno, finalmente no fue el concierto de mi vida, pero sí disfrute como un enano. ¿Qué Morrissey podría haberlo echo mejor? Pues sí, sin dudarlo. Pero es que el fan de Morrissey tiene que ser permisivo y dejarse bajar los pantalones cuando se hable de él. Porque Morrissey es el vegano de oro. Y que sus camisas no te dejen sin ver al artista...

Sing to me 
Sing to me 
I don't want to wake up 
On my own anymore 
(Asleep, The Boy With the Thorn in His Side)