lunes, 27 de enero de 2020

FUERZA NUEVA

Fuerza Nueva (Los Planetas y Niño de Elche)
Madrid
La Riviera
24/01/2020




(Para Sandra e Irene)

Hay veces que vale la pena perderse entre la gente. Sentirte visto y a la vez estar observando a todos aquellos que te rodean. Perfiles de rizados cabellos, altos cuellos, abrigos estampados, camisas vaqueras o voces detrás de ti, alientos, algún que otro grito y aplausos. Y al fondo ese escenario al que vuelves, frente al mismo artista que llevas años siguiendo o delante de aquella novedad que te trae esa noche hasta allí.

En Madrid tenemos la sensación agridulce de disfrutar de una sobresaliente oferta de conciertos, de todos los tipos y colores; de todos los gustos; de todos los palos. Esa sensación, digamos, positiva, a veces se oscurece por salas con muy mala acústica, enormes problemas para poder ver a determinados artistas (malditas sean las plataformas de venta on-line) o el continuo murmullo que muchas veces asola los conciertos, con gente que sólo busca una imagen que subir a su red social y decide entablar, olvidando a la banda que esa noche toca en el escenario, un debate a gritos con sus acompañantes.

Madrid es muchos Madriles. Buenos y malos. Y la música, siempre es mucha música. Buena y mala. Y aquella noche fue buena, y lo fue con inusitada sencillez.

Fuerza Nueva aparece en la escena musical en el último “corte” de 2019. La unión de dos reconocidas y experimentadas almas: la de Paco, Niño de Elche, y la de Los Planetas, con J, Floren o Eric (muchas veces ayudados por los Lagartija Nick). La confluencia, más allá de posibilitar gobiernos, posibilita aquí un ente compacto, que ha llegado hasta allí recabando material en un camino arduo, a veces desconocido, con algún que otro bache, pero que respira a esencia de sur, flamenco, tablao y “quejíos”. Y lo hacen dejándose caer en el imaginario popular, rezumando mucha religiosidad, entonando célebres canciones que ya no tienen dueño, sino que la ciudadanía – el pueblo, creyente – ha hecho suyos. Y no se quedan sólo ahí, sino que van más allá, y retuercen las letras, y los tiempos, y además te regalan extras donde sobrevuela un Morente, un Machado o incluso, un Luis Aragonés. Y se llaman Fuerza Nueva, joder: todo aquello que uno rechaza, y contra lo que lucha.

Grité y levanté el puño con “¡Con la pistola, con la pistola hermanos proletarios!” (Canción para los Obreros de SEAT), me emocioné con "Tendrá que haber un camino" (de La Leyenda del Espacio, de 2007), salté con “El Novio de la Muerte” y disfruté como nunca con “La canción de los gitanos” (Ay, romà, ay, romà, ay, romà, ay, romà, muchachos).

Hay veces que vale la pena perderse entre la gente. Y conocer voces nuevas, como aquella noche. Y miradas también nuevas. Que te dirijan palabras desde unos ojos ávidos por seguir escuchando música. Y con total naturalidad, te presentas, comentas lo bueno que fue el concierto. Invitas a unas cervezas y acabas charlando delante de algo de comida, en pleno centro de la ciudad. De tus cosas. De sus cosas. Y la despedida te trae la música que no hace ni tres horas estabas disfrutando, como un niño recuerda aquel momento ante una caja con un par de zapatillas nuevas en su interior.

Y sí. Aquel día, aquel viernes, llovió. Pero no cayó ni una gota porque todo el cielo había decidido abrirse, disolver las nubes y dirigir la luz de su luna sobre el Manzanares, un río que fue esa noche, nuestro.

“Cuando querrá el dios del cielo
Que las agüitas cayeran en viernes
Y la lunita en tu tejado
Y yo en la camita
Donde tú te duermes,
mi alma, te quiero.”

(Mariana)