domingo, 23 de febrero de 2014

SAVAGES

Savages
Madrid
Sala Shoko
20 febrero 2014

Qué escucho mientras escribo esta entrada: Pink Floyd (Dark Side of the Moon), Patti Smith Group (Wave), Joan as Police Woman (Real Life), PJ Harvey (Is this desire?)



No entiendo que significa post-punk, como no entendería igualmente los conceptos de post-pop, post-rock o incluso post-reggaeton en caso de existir. Las diferentes corrientes musicales, sociales, culturales, artísticas, etc. deberían ser únicas, con sus características y especificidades, con sus diferencias recíprocas y, por supuesto, con sus similitudes entre ellas. Y las etiquetas, siempre hemos sabido que sólo sirven para marcar las tallas y los precios...

Y Savages, el cuarteto femenino londinense que vino a Madrid a presentar su único disco, está etiquetado como post-punk. Y no lo entiendo.


Llevaba un 20 de febrero cargadito. Un día que comenzaba pronto, llegando al trabajo antes de las 8 de la mañana para preparar los últimos detalles de una reunión que me llevaría hasta casi las 13 horas. Mi hijo malo en casa y a media tarde una Jornada-ponencia escolar que había organizado sobre la Ley esa de educación que tenemos nueva cada cierto tiempo en España. Salir de la jornada, recoger a mi otra hija que estaba en casa de una amiga y, por fin (y aún sin haber comido), moto, M-30 (lloviznando) y calle Toledo, 86, donde me esperaba mi tocayo Fer Espada, respetable amigo, de las pocas personas que conozco con inquietudes musicales similares a las mías, persona tranquila donde las haya, y al que siempre agradeceré haberme dado a conocer la plataforma Spotify, fuente inagotable de acceso y descubrimiento musical.

La sala estaba completamente a reventar. En mi caso, tuve la suerte de enterarme que Savages tocaban en Madrid el mismo martes de esa semana, y en la web donde vendían las entradas señalaban que sólo quedaban 30 localidades disponibles, así que puedo considerarme, como dice mi hijo, un "suertudo". 

Pero bueno, vamos al concierto. Lo primero que hicimos al entrar fue enganchar dos cervezas rápidas, que en mi caso, supieron a gloria. De fondo sonaban los teloneros de la banda, un dúo llamado A Dead Forest Index, que para ser sinceros, entre que entramos algo tarde y que nos engachamos a la barra como si de una boda se tratara, poco caso pudimos hacerles. A ellos se sumó el encuentro con unas amistades de mi compadre que ya nos desconectaron (sin lamentaciones, he de decirlo) de lo que pasaba en el escenario. Yo de hecho, miré de reojo un momento y creí reconocer a dos personas que jugaban con sonidos pregrabados entre nubes de humo y cientos de cabezas.

Savages aparecieron ligeramente retrasadas en relación con el horario señalado por la organización. Mi reloj marcaba las 21:49 hs. y cuatro chicas subieron al escenario, cuatro chicas de pantalones negros, tres de ellas con igual color de camiseta, y la líder, la cantante Jehnny Beth (dato curioso: su verdadero nombre es Camille Berthomier) con una camisa blanca que, de encontrártela una tarde en la calle, pensarías que se trataba de una ejecutiva que acaba de salir del consejo de administración de alguna multinacional. Y curioso era observar como el escenario estaba dividido en dos zonas verticales blanca y negra, como si la propia mitad de la banda fuera Jehnny y la otra mitad sus compañeras: Gemma Thompson (guitarra), Ayse Hassan (bajo) y la estupenda (y como me gustó el concierto que nos dio, recordándome, en ocasiones, los hermosos y tremendos movimientos que comprobé hacía ya años viendo a Meg White tocando con White Stripes) Fay Milton a la batería.

El único disco que tienen publicado (2013) hasta la fecha, Silence Yourself (al finalizar la presente gira tienen pensado entrar en estudio) anunciaba que el concierto no iría mucho más allá de la hora (al final fueron 65 minutos), pero la intensidad del mismo, los temas que lo componen y lo desgarrador, y en ocasiones comparable con la mítica Patti Smith, o más recientemente PJ Harvey o Joan as Police Woman (me dejo a Peaches), no defraudaron al respetable, que como ya señalaba, sobrepasaba el aforo de la sala.

Arrancaron con I'm here, a la que siguieron City's full (of sissy pretty love, cantaban...), She will (You've got to get used to it / And give your heart a little kick), Strife (And they must seek you there / Where death outnumbers life), la relajante Waiting for a Sign, una versión del Dream baby Dream Suicide que un servidor desconocía (y reconozco que la original no me dice nada y en cambio esta versión de lo dice todo), la fetiche para la crítica y single comercial Shut Up (no hubiera estado mal que el respetable se hubiera sentido aludido), la eléctrica No Face, la rítmica Husbands (My house, my bed, my husbands), la (esta sí) "punkorra" Hit me, y el cierre, de más de 15 minutos, iniciado con un tibio sonido de bajo y batería, con alguna guitarra rasgada, pero todo en torno a una espesa calma, que poco a poco iba creciendo y que terminó, hasta el final del concierto, con Jehnny saltando de lado a lado, al explosivo ritmo que sus compañeras marcaban en un auténtico orgasmo metálico.

Rozaban ya las once de la noche. Había dejado de llover. No hacía apenas frío en la calle. Era hora de volver a casa. Y descansar. Y empezar a contar el tiempo en que vuelvan a Madrid y nos electrifiquemos de nuevo.








1 comentario:

  1. A mí, que tuve la suerte de ir al concierto de Savages con el autor de este blog, Jenny Beth y sus compañeras no me parecieron ni post-punk ni post-nada (como bien dice Fercho). En todo caso, Savages es un grupo "pre", con todo lo bueno que tienen los artistas jóvenes que quieren compartir su entusiasmo por descubrir, sentir y evolucionar. Desde luego, a mí poco importa que otros pasaran por ese punto décadas antes y sí me gusta presenciar una y otra vez ese ciclo vital/musical.

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