martes, 15 de julio de 2014

ONE DIRECTION

One Direction
10/07/2014
Estadio Vicente Calderón
Madrid

Qué escucho mientras escribo esta entrada: cualquier cosa que no sean los One Direction.

Fraude. No podía empezar esta entrada sin citar, con un único término, lo que significó, a nivel general, el concierto que estos cinco chicos británicos e irlandeses y de origen londinense, dieron en el templo atlético en el mes de julio de 2014.

No voy a entrar en detalles de la banda. Todos sabemos (y sin querer saberlo) que son una boy band, lo que en nuestros tiempos eran los New Kids on the Block o los Backstreet Boys, sin olvidar a, nivel patrio, a Parchís, el Consorcio o los Chichos (¿por qué no?).

Nacen de la versión de The X Factor británica, y aprovechando el tirón que podían tener (y tienen) entre la adolescencia. Curioso (por usar este término) fue que los cinco fueron descartados en las categorías individuales, y que se decidiera juntarles para conformar un grupo de este calado (me imagino a mí y a cuatro de mis amigos, sin aptitudes musicales individuales, montando una banda: es decir, peor imposible). Pero bueno, ya sabemos las sorpresas que ha dado esta industria...




Entradas agotadas desde hacía meses hacían presagiar que la noche iba a ser larga, pero un único motivo me había llevado hasta allí: la entrada al concierto era el regalo de reyes de mi hija de 8 años. Siete meses de espera, eternamente febril.

El conjunto de asistentes conformado por hijas y madres/padres. Algún chaval perdido y espero creer que ningún adulto sólo. Un fuerte calor de final de tarde de julio, pero una mochila que portaba varias botellas de agua.


El concierto empezó con el ídolo patrio Abraham Mateo, que por suerte, debido al inicio en hora de su actuación, llegamos tarde a ver, aunque mi hija no sufrió por ello: Mateo no está en su lista. Tampoco en la mía.

Poco más de media hora después, estando ya nosotros asentados y ¿acomodados?, con visitas intermitentes a la zona de sombra por mi parte, se inició una continua proyección de videos musicales en las pantallas gigantes (y nítidas) que se encontraban a ambos lados del escenario. Y he ahí lo que yo llamo la lavadora centrifugadora: cabía de todo. Nos ¿animaron? con “Los del Río” y una ¡nueva! versión del Macarena (los técnicos de luz subidos a las grúas hacían de profesores de baile para los graderíos); Single Ladyes de Beyoncé, I'll Be There For You de The Rembrants (sí, el tema de la serie de TV Friends) o Bruno Mars y su contagioso Locked Out of Heaven, entre otros (por desgracia…).

Y entre video y canción, los segundos teloneros de la tarde/noche: 5 Seconds of Summer, sus guitarreras melodías (estos sí saben tocar los instrumentos, no como los otros) y su She Looks So Perfect, tema estrella con el que mi hija ya me había “deleitado” en casa más de lo que uno desearía. Pero estos chicos, aunque tampoco estén en mi lista, dan la impresión que algo se lo curran, y que apuestos y atractivos para la chavalada son, por supuesto, pero, insisto, con el añadido de que se ve que son músicos con ¿talento? Puede que sí. (Investigando en internet me encuentro dos versiones que su vocalista, Luke Hemmings, antes de su estrellato, siendo un chaval preadolescente, hace de dos temas -muchos más cuelga con su banda en esta fase- de Mike Posner y Bruno Mars, que son más que aceptables).

Es decir, lo mejor de la velada ya había pasado y ahora era el turno de One Direction. Mi sobrina de 12 años, que nos acompañaba, se sabía de principio a fin cada una de las letras, y su ayuda me sirvió para enumerar cada una de las canciones del quinteto: Midnight Memories, Rock me, Strong, etc., etc., etc. Y como decía Forrest Gump: “Y eso es todo lo que tengo para decir sobre eso”. Para mí, no hubo más que un grupo de chicos, mal coordinados, sin mérito artístico, que se personan como divinidades ante sus fans. Que poco contenido tienen, pero que el envoltorio es de oro y de ahí que brillen como lo hacen.

Bueno, sólo una cosa: en un momento del concierto, interpretaron varias versiones de grupos como Coldplay o Black Eyed Peas, de las que tengo dudas que los menores de 12 años conocieran. Pero durante dos o tres segundos, el bajista de la banda que llevaba One Direction, tocó los acordes del tema "The Chain" de los Fleetwood Mac (de ese enorme de álbum que es Rumours), que dan inicio al último tramo de la canción. Esa joyita fue lo que me dejó la actuación.

Por cierto, las entradas rondando los 70 euros.

Y me despido aludiendo a una letra, no de los One Direction, sino de una mítica banda que reflejó acertadamente lo que viví esa tarde de julio: The Smiths y su “Bigmouth strikes again”:

And now I know how Joan of Arc felt
now I know how Joan of Arc felt
as the flames rose to her Roman nose
and her Walkman started to melt

(Y ahora sé cómo se sintió Juana de Arco
Ahora sé cómo se sintió Juana de Arco
cómo las llamas ascendían hacia su nariz romana
y su walkman se empezaba a derretir)

Salud.



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